En latinoamérica se ha convertido en una alternativa para superar las dificultades de inserción al mercado laboral, y a su vez aportar al desarrollo económico y social de la comunidad y la región. La encuesta (Global Entrepreneurship Monitor) que mide la actividad emprendedora en el mundo y se han evidenciado tres principales para crear empresa en Colombia:
Tener autonomía e independencia (16,9%).
Tener un trabajo satisfactorio y estable (15,6%).
Crear empleos (12,8%).
Se han abierto espacios de conversaciones con jóvenes de diferentes municipios del Valle del Cauca apoyan los resultados, ayudan a los resultados de esta encuesta y permite ampliar el conocimiento de la manera en que perciben el emprendimiento. De acuerdo a la escucha se han identificado dos estímulos: El primero el económico, una gran cantidad de jóvenes creen en el emprendimiento como una forma fácil y rápida de generar ingresos siendo sus propios jefes, y el segundo, el social, que hace referencia a los jóvenes que ven el emprendimiento para cambiar la realidad y aportar a la sociedad.
El segundo estímulo, incrementa la búsqueda del bienestar individual e incluye a su comunidad, enseña la preocupación de algunos jóvenes por tener un mejor futuro no solo para ellos si no para todos. En la ciudad de Cali y en general en el Valle ha sido sorprendente y esperanzador saber de decenas de jóvenes hombres y mujeres que miran el emprendimiento no sólo una manera para generar ingresos, sino también una gran oportunidad para hacer cambios en su comunidad, generar empleos y el impacto, es decir: rentabilidad económica con cambios positivos en el medio ambiente y la sociedad.
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En este grupo una joven llamada Isabel, está enfocada en hacer la recuperación de saberes ancestrales a través de medicinas naturales cultivadas en huertas que generan reconocimiento a su historia y sus antepasados, y a su vez ofrece una alternativa curativa para aquellas personas con una gran dificultad de acceso a la medicina tradicional.
Otros jóvenes con otras historias contaron que su objetivo es trabajar de mano con los jóvenes de sus barrios para romper los círculos de violencia y pobreza, algunos lo hacen desde sus barberías y otros con proyectos artísticos. Son un ejemplo más, de los muchos que hemos conocido, es Sara, que preocupada por la cantidad de basura y desperdicio tiene un emprendimiento para “recuperar y reciclar” prendas y juguetes para que puedan ser reutilizados. Todos estos jóvenes tienen algo en común: una motivación de generar bienestar físico, económico, emocional a las personas de su comunidad y generar conciencia sobre la conservación ambiental.
Con esto miramos el emprendimiento y la empresa como un eje fundamental no solo en el desarrollo económico sino en la forma de cambiar la manera de relacionarnos con el otro y con el medio ambiente.
Fuente: Diario Occidente